Para Laureano Márquez el humor es una cosa bastante seria. Tanto que se gana la vida haciendo reír a la gente. Su expresividad es tan camaleónica que se da el lujo de mutar de Papa Juan Pablo II y a ex-presidente Caldera, o cualquier personaje, real o imaginario, que quepa entre estos dos.
Sin embargo su oficio no está muy alejado de la carrera que estudió. La realidad política pareciera su materia prima más importante. De ella se nutren sus rutinas y sus editoriales de los viernes en el periódico Tal Cual. El público ríe a carcajadas con las ocurrencias de Laureano Márquez, él utiliza su talento para hacer siempre un comentario crítico.
