La hiperconectividad es nuestro pan de cada día. La posibilidad de tener en la mano un aparato que concentra el don de la ubicuidad nace cada minuto con la conexión a Internet de nuestros teléfonos inteligentes. Es el equivalente a llevar el mundo entero en nuestro bolsillo.
Pero de estar hiperconectado a sufrir una sobrecarga de información hay un mínimo movimiento de pulgar. La infoxicación es el exceso de información que genera la profusión de contenidos, que afecta a todos los usuarios de Internet en mayor o menor medida.
Pero de lo bueno, poco. Así que para poner control a la infoxicación es necesario poner límites, más allá del terror que nos da quedarnos sin batería o apagar ocasionalmente el teléfono.
Disminuir la cantidad de aplicaciones que tenemos instaladas en nuestro teléfono puede ser el primer paso, o por lo menos configurar las notificaciones de forma que sólo recibamos aquellas que realmente necesitamos. También es útil configurar determinadas aplicaciones para que sus notificaciones no suenen, algo que tendrás que hacer desde el menú de cada aplicación.
Filtrar los contenidos informativos que leemos y verificar que sean fuentes confiables para evitar ser abrumados con datos poco fiables.
Y un consejo sencillo pero sumamente necesario: limitar el uso del teléfono durante las comidas o cuando estamos en conversaciones o compañía de otras personas. Compartir con otras personas es la mejor de las conexiones.
