El organismo es una máquina perfecta de funcionamiento. Los factores químicos, biológicos, mecánicos y emocionales se unen para activar sensaciones que ni siquiera la más avanzada tecnología ha podido igualar. Para muestra: no hay nada que sustituya o replique con exactitud la cantidad de sensaciones que se despiertan cuando leemos.
Leer en voz alta activa los sistemas de conexión del lóbulo frontal del cerebro. En esta área también se ha detectado que hay mayor actividad cuando realizamos actividades de creatividad: imaginar un escenario, ponerle rostro a un personaje, recrear un diálogo o reconstruir una situación activa la mente y hace mover las emociones.
El llanto, la tristeza, la risa, la alegría y la euforía pueden estar contenidos en una narración.
Leer nos obliga a prestar atención. La expectativa genera emoción por lo que viene, por eso a veces nos encontramos desvelados ante el siguiente capítulo de la historia que estamos leyendo.
La serotonina, la hormona de la alegría, se activa al leer porque entra en contacto con sentimientos que se canalizan a través de una lectura.
Leer ayuda a crear conexiones con otros. El miedo, la identificación y la felicidad son parte de la vida y así los refleja la literatura, así que como humanos podemos conectarnos en esas emociones universales.
Lee un libro y verás que todo esto y más comenzará a hacer efecto para que funcione con mejor engranaje el mecanismo maravilloso del cuerpo.
