Familia

Henrique Lazo: “estamos viviendo la dictadura de los chamos”

Henrique Lazo es locutor, cineasta, cantante y no le teme a los retos, ni siquiera si vienen materializados en forma de computador.

Algunos le dicen “sensei”. Los más confianzudos, lo llaman “Lazo jevita” o “abuelazo”. El chiste recurrente: ponerle más años que a las momias de Tutankamón.

Pocos saben la edad de Henrique Lazo. Lo más probable es que a él no le interesen tanto los cuatro dígitos al final de la fecha de nacimiento, sino las buenas experiencias que ha vivido desde que nació. Siempre anda en su Volkswagen azul oscuro y, mientras le sea posible, va por ahí con un look relajado: zapatos converse, jeans y franela. El toque final lo ponen sus lentes redondos, al estilo John Lennon.

Su cabello canoso revela a un hombre que tiene años en el medio artístico. Se ha paseado por la televisión, el cine, el teatro, la radio, la música y la publicidad. En cada trabajo, intenta dejar impresa su esencia. Según él, sólo se da por satisfecho cuando ve el producto final y puede decir “uh, baby”.

Comenzó estudiando derecho en la Universidad Central de Venezuela, pero lo abandonó por la comunicación social. En los años 70 decidió irse a Inglaterra a estudiar dirección en la escuela de cine y allá tuvo que “echarle pierna” para mantenerse y mantener a su mamá.

Al regresar a Venezuela se dedicó de lleno a las labores audiovisuales. Fue Disc-Jockey en Radio capital, en 1976. Además, dirigió los videos musicales de artistas como Luis Miguel y Franco de Vita. En publicidad, estuvo a la cabeza del comercial “El Limonero”, de Lavansan, la marca de detergentes.

Se define como un admirador de la belleza, aunque no de los estereotipos. “Mucha gente dice que la belleza es subjetiva. Dentro de los cánones acordados hay un tumbao, la personalidad, la forma de caminar de expresarse. Eso se ve”, dice. Y debe saber algo de eso, porque entre todos los cuentos que comparte Henrique Lazo, que no son pocos, la mayoría de las veces aparece alguna mujer que lo deslumbra.

Foto: Luz Urquiaga

¿Cómo te iniciaste en el medio artístico?
Pudiera ser con el teatro. Yo diría que mi primer contacto fue actuando en el colegio. Normalmente o representas un acto patriótico o un acto religioso. La primera comunión fue uno de mis primeros actos artísticos. Uno cree que es fácil, pero no. Caminar por el medio de una iglesia en la que crees que todos te están viendo a ti (aunque no sea así necesariamente), es aterrador. También participé en la representación histórica del 19 de abril, en el papel de Vicente Emparan.

¿Fue difícil decidirte a estudiar Comunicación Social?
Mira, elegir qué estudiar es una cosa crucial en la vida. Yo estaba estudiando derecho, era lo que quería mi papá. Un día llegué a la universidad y vi a una muchacha preciosa bajándose de un carro y la seguí a ver dónde estudiaba. Llegamos a un edificio y era el de comunicación social. Le pregunté a alguien “ajá y qué es eso” y me dijeron que era cine, teatro, televisión… “Ah, bueno, yo quiero eso”, dije, y así me decidí. Años después supe que la muchacha se casó y se convirtió en directora de cine.

Tienes mucho tiempo trabajando para el público, ¿has tenido que reinventarte para adaptarte a los cambios?
Yo siempre abordo los cambios con la mayor tranquilidad posible. Cada medio de comunicación es una herramienta que tienes que aprender. Lo importante es abordarlo con honestidad. Tú puedes engañar a todo el mundo menos a la guitarra. Tienes que aprender a manejarla bien. Tienes que tocarla mucho para que ella te dé lo que tú quieres. Tienes que usarla. Cuando me metí al Twitter, por ejemplo, lo hice con la mayor ingenuidad a ver qué era, me gustó y poco a poco he ido aprendiendo a usarlo.

De todos los medios en los que has trabajado, ¿podrías elegir uno como predilecto para llegarle al público? ¿Por qué?
Mi hábitat natural es el cine. Ahí es donde me siento con más confianza porque me preparé toda mi vida para eso. Claro, el teatro y la radio también son muy importantes.

¿Le tienes miedo al cambio?
Eso es una cosa natural. Es como si le preguntaras a una culebra si le da miedo cambiar de piel. Seguramente te responderá: ¡pues no sé!

Foto: Luz Urquiaga

El director de Borrón y cuenta nueva, película protagonizada por su hermana Mimí Lazo y Carlos Mata, también comparte su visión del mundo escribiendo. Tiene una columna en el diario El universal, a partir de la cual creó Guariches. Según su definición “guariche” es el último rincón de la casa. Y con ese nombre bautizó también su blog.

Una de las entradas de ese cuaderno on-line se titula nacido digital y en ella Henrique escribió: “por primera vez en la historia de la humanidad, los adultos le preguntan a los niños ¿qué es lo que hay que hacer? Los mayores se convierten en alumnos de los menores”.

Entre los “famosos”, Lazo fue de los primeros que entró a Twitter, y desde entonces se ha esforzado por aprender. Cuando no sabe cómo hacer algo, sin pena lanza la pregunta porque sabe que alguno de sus más de 250 mil seguidores saldrá a su auxilio.

Desde su cuenta @HenriqueLazo da detalles de sus pasos laborales. Muy poco habla de su vida privada, como ya es costumbre en él. Salvo algunos detalles de su hijo Andrés que recientemente empezó su carrera como músico, el locutor de A la cuenta de tres, en La Mega estación, se reserva sus detalles íntimos.

Lo que sí le gusta es interactuar con sus seguidores que ya saben qué esperar cuando leen su grito de guerra “Let’s twitt again”.

En Venezuela eres pionero de las “Twitrevistas”, ¿cómo nació esa idea?
Se me ocurrió por una amiga. Me senté y en papel escribí lo que yo pensé que serían. En la noche llamé a Emilio Lovera y le dije que tenía la idea de esta entrevista por Twitter y le encantó. Le dije ‘te llamo a las 10 y te hago la twitrevista’. Al principio me rodeé de amigos para conversar, empecé con Luis chataing, Érika de la Vega y Ana María Simon. La entrevista no es nada pretencioso, la mitad son las preguntas que yo tengo y alguna interesante que hagan los seguidores, y la otra mitad son las preguntas del cuestionario del periodista Bernard Pivot que utiliza James Lipton desde el Actors Studio, que a la gente le gustan mucho porque son muy puntuales, pero interesantes.

Hay personas que se molestan cuando no les responden en las redes sociales y tildan a los artistas de divos. ¿Te consideras un divo? ¿Cómo haces para interactuar con tanta gente?
Yo trato en la medida de lo posible de corresponder. Pero a veces son muchísimos. Lo que hago es leer la tendencia y trato de responderles de alguna manera, aunque sea en general. Trato de seguir a mucha gente, porque así me entero de lo que piensan. Cuando abro mi timeline leo a miles de personas muy diferentes, de diferentes mundos, desde los más cotidianos a los más trascendentales.

¿Crees en esa clasificación de las nuevas generaciones como ‘nativos digitales’?
Claro. La generación 2.0. es la del 95 pa’ca. Desde hace 15 años, Internet arrancó. En comunicación puedes hablar de tres momentos: de la imprenta, la televisión y la Web. Si quieres aprender de Internet y tecnología, tienes que hablar con un chamo. Estamos en la dictadura de los chamos.

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