Melómano, dibujante, bloguero, asiduo navegante de la red, comunicador, lector. Iván Matta es un curioso que se toma la cultura tan en serio como para hacer reí a otros con ella todos los días y dejar la espinita del saber latiendo en la mente del radioescucha inadvertido.
No hay recortes de prensa sobre la mesa. Ni páginas web para caletrearse los comentarios. No había un productor anotando datos curiosos sobre biología o geografía en una pizarra. Era Iván Matta (@IvanMattaF) a capella. Un joven nacido en el 81 que desmenuza tres o cuatro temas que no figuran en la agenda informativa del día y abre un espacio en los medios para hablar con sus compañeros sobre datos interdisciplinarios asociados con astucia y poca seriedad. Sin guiones prefabricados, la conversa espontánea del programa de La Mega, “A la cuenta de tres” hace pensar que no basta hablar bonito para ser un buen locutor.
Iván Matta fractura estereotipos. Un flaco muy alto, de cabellos largos y cortados en un caos ordenado, lentes grandes y una composición de ropa y accesorios que sugieren a cualquier mente cuadrada “estudiante de filosofía”. Pero este locutor joven irrumpe en el dial con su elocuente discurso, nada acartonado ni pretencioso.
Sorprende al que escucha con datos insólitos y referencias que se diluyen en la risa que provoca su interacción con Lazo y Dernersissian. No es fácil hacer radio en Venezuela. Pero a él le llegó por meritocracia: tuvo experiencia como asistente en el Show de la gente bella en el año 99 y en 2002 ganó el concurso de la Voz Mega. Desde hace tres años fue la apuesta de programación para una hora álgida y concurrida como lo es la cola entre las 5 y las 8 de la noche.
Recorte, pegue, piense
“En la radio venezolana hay demasiado copy-paste. Muchos narradores, gente que encuentra cosas en Internet y las pega en los medios sin hacer el esfuerzo por asociar esas ideas, interpretar, opinar sobre otros asuntos distintos a los que ocupan usualmente la agenda informativa del día”, reflexiona.
Iván Matta se atrevió a criticar en vivo y directo que la prensa pasara seis días colocando en primera plana la muerte de Leidi Di. “¿Qué tiene que ver esa historia con nosotros, cuando la propia gente de Gales se pregunta por qué tiene una monarquía?” se interroga. Y aclara que no es un problema de insensibilidad. “Las grandes agencias de noticias –AP, Reuters, AFP y afines- siguen definiendo nuestras noticias más importantes».
Cuando giras el dial te consigues un montón de gente hablando en coro de lo mismo, aportando muy poco al conocimiento general y a la percepción la realidad.
Cuenta Matta que el proceso de aprendizaje-enseñanza que promueve el programa de radio lo facilita la interacción entre ellos tres: “Lazo, por ejemplo, se burla de las cosas que yo digo. El programa relativiza al que intenta hacerte aprender. Eso hace que la gente se quede con la información y no con el personaje. No es Uslar Pietri hablando y eso hace el programa menos solemne y más cercano al que oye”.
Suena tan fácil
La naturalidad que se oye en la radio y se observa en el estudio está precedida por una preparación -no solo teórica sino también de vida– que debe tener cualquiera a la hora de enfrentarse a un público e intentar entretenerlo todos los días. La combinación de este disímil trío resulta en un magazine compuesto de secciones que dan risa, datos curiosos comentados con espontaneidad –como el origen del reloj y su vínculo con el bolero del mismo nombre-, música, entrevistas, concursos y muchos comentarios a pie de página.
“Yo soy muy gallo. Leo entre 3 y 4 libros al mes y leo mucho en internet”, dice Matta. «Soy el mayor de cuatro hermanos y desde chamo he sido un buen lector”. Estudió en el colegio La Salle, en Caracas y se graduó de comunicador social en la Universidad Católica Andrés Bello. “Creo en el lenguaje, en que se puede hablar bien sin ser rebuscado ni pretencioso”.
Para Matta existen 4 ítems vitales para cualquier locutor o persona en general:
