Los accidentes automovilísticos, tan comunes como temidos, han enlutado las vías de nuestro país en varias oportunidades. Desde hace casi cien años, en una ciudad sin muchos autos, donde nadie tenía que mirar a ambos lados de la calle para cruzar. En ese contexto, José Gregorio Hernández fue atropellado por un modelo no muy veloz y chocó su cabeza en fatal golpe contra el brocal. Hasta un Rafael Vidal quien manejaba su carro la madrugada del 12 de febrero de 2005 y fue embestido furiosamente por una Hummer a alta velocidad.
Accidentes en atentados
El año 1985 comenzaba con una voz altisonante como protagonista en la escena política nacional. Un cantante que con sus letras estaba despertando del letargo a un pueblo que lo sentía un profeta. Ni siquiera el veto de los medios de comunicación pudo impedir que se multiplicara su mensaje de protesta que para él era sencillamente necesario.
Alí Primera, el cantor del pueblo, murió en un accidente en la autopista Valle- Coche el 16 de febrero de 1985. Algunas versiones aseguran que el siniestro no tuvo nada de fortuito sino que se trataba de un atentado con objetivo fijo y completado.
Desde ese 29 de julio de 1929, cuando el Benemérito de Isnotú fue arrollado por uno de los pocos autos que rodaban por La Pastora en aquellas épocas, las vías de nuestro país han sido testigos y a veces protagonistas de varias pérdidas que aún hoy se lamentan como insustituibles.
Ricardo Aguirre, el Monumental de la gaita maracucha, se reencontraba en su ciudad natal a finales del año 1969. El 8 de noviembre a las 6:30 de la mañana, después de una noche de parranda, murió una leyenda de El Saladillo. Un accidente con su auto apagó la voz del autor de obras inmortales del imaginario gaitero. Entre ellas, el himno popular de su estado natal: La Grey Zuliana.
Una pérdida irreparable para las letras criollas. Caricaturista en letras del costumbrismo venezolano. Genio de lo cotidiano. Intelectual burlón de lo que éramos y seguimos siendo como pueblo. No llegaba a los 60 años cuando en la carretera entre Caracas y Valencia falleció en un accidente automovilístico el 25 de abril de 1976. Aquiles Nazoa, dueño del humor y el amor de todo un país que lo sigue extrañando.
Pelotero insigne de la organización Leones del Caracas. Primera base titular sólo destronado por el Gato Galarraga. Gonzalo Márquez nunca fue una superestrella en las grandes ligas, pero perteneció a aquella maquinaria de buena pelota que fueron los Atléticos de Oakland campeones de año 1972. En Venezuela, siempre consecuente, la cueva capitalina fue su refugio hasta que un 20 de diciembre de 1984 se apagó su talento mientras manejaba su carro en Valencia.
César Girón, el más grande torero venezolano de todos los tiempos. Rafael Vidal, medallista olímpico y referencia deportiva obligada para el país. Oscar Martínez, importante actor y animador del star system venezolano de los 60 en adelante. Ellos, entre otros, han perdido sus vidas en accidentes automovilísticos. Recordarlos es revivir viejas glorias que siempre dieron el ejemplo, incluso hasta después de su muerte.
Las carreteras y vías en Venezuela suelen ser patio de accidentes violentos, especialmente en temporadas de vacaciones y feriados. Prevención es la palabra clave. Evitar el peligro y no arriesgar demasiado la vida propia y la de los demás es lo primordial para gozar de mayor seguridad y, por lo tanto, mejorar nuestra calidad de vida e ir escapando de la paranoia.