Omarly Alcina, experta y creadora de la franquicia Kepén, vive y respira la bebida milenaria del té.
“Un buen té puede conectarte contigo mismo”. La experta Omarly Alcina expresa esta frase y con ella apunta directo al alma. De pronto uno constata en la memoria que tomarse un buen té es como enamorarse a primera vista y saber que esta bebida no compite con otra bebida en el mundo y que sí, una taza puede ser una terapia, un viaje al centro de uno mismo, una búsqueda, una experiencia, un buen recuerdo, un momento para compartir, una sonrisa.
Omarly es una enamorada del té. Dedica su vida a esta bebida que ha superado las barreras de la pasión para convertirse en un negocio llamado Kepén (@Kepen), una franquicia de té en la que se ofrecen 67 sabores distintos del milenario líquido.
“El té es un regalo de la naturaleza que acaricia el alma” continúa Omarly a la vez que cuenta su viaje por Asia en busca de los sabores adecuados. Cada té está pensado para alguna vivencia. “Maracaibo es 100% mango parchita”, dice haciendo referencia a una de las bebidas llamada Tropical, con base de té verde sencha japonés, mango, parchita y cayena, y así recuerda los inicios de Kepén en su tierra, la capital del estado Zulia, hace 3 años.
Resulta difícil imaginar un establecimiento de este tipo en Maracaibo, una tierra de calor en donde las bebidas que conquistaron los paladares son el refresco y la cerveza. Omarly recuerda aquella vez cuando en Maracaibo un cliente terminó su orden pidiendo un refresco. Ella respondió que no tenían, a lo que el cliente salió al paso preguntando: “¿ah?, ¿es que ustedes no venden bebidas?”.
Pequeños milagros de una taza de té
Lo cierto es que el negocio de Omarly se basa en una bebida que logró conquistar las tazas del mundo y cruzar fronteras para convertirse en la segunda más consumida en el planeta. Desde hace más de tres décadas los investigadores están detrás de los misterios que guarda el té e intentan descubrir, con bases científicas, a qué se debe su popularidad, una verdad que culturas milenarias descubrieron siglos atrás, mucho antes de que la globalización se apoderara hasta de los rituales más sagrados.
Así el té emprendió un viaje por el globo y cada cultura marcó su terreno con un color diferente. Los chinos llevan la ventaja con un té verde cultivado y preparado por los ancianos, unos sabios que no necesitan de toda la tecnología inglesa para saber cuándo el té verde está en su punto, simplemente lo saben, aclara Omarly, ante la pregunta desconcertada de quienes conciben el mundo en términos pragmáticos.
La franquicia de Omarly cuenta ya con seis establecimientos. Apartando el de Maracaibo hay otros siete en Caracas: C.C. El Hatillo, C.C. San Ignacio, C.C. Plaza las Américas, C.C. Millenium, C.C Tolón, C.C Ciudad Tamanaco y en la feria de la Universidad Católica Andrés Bello. Para ella hay una creciente pasión por el té en el país y cree que el éxito de su negocio se debe a que seleccionaron con mucho cuidado “una presentación que respetara el gusto y estilo del venezolano, un té perfecto frío y dulce, que entra en tu vida y sin complicarte, listo para complacerte”.
Las bases de su devoción por la bebida no son metafísicas ni esotéricas. Con los años se ha descubierto que una buena taza de té puede llevar consigo beneficios casi curativos, Omarly destaca tres de ellos:
1.- El EGCG, un antioxidante contenido en el té que es considerado el más potente de la naturaleza ya que el cuerpo humano no necesita ningún proceso previo para absorberlo.
2.- La L-Teanina, aminoácido presente en el té, va directo al sistema nervioso central activando el Alfa, lo que produce un estado creativo y relajado.
3.- La Teina que es capaz de activar el cuerpo, además de ser un diurético natural que estimula la función normal del riñón.