Deporte

Bienestar a paso rápido

Incrementar la actividad física diaria en niveles modestos mejora la salud cardiovascular y la presión sanguínea, además de ayudarnos a mantener el peso adecuado

Bien es sabido que mantenerse saludable es la clave de la estabilidad física y emocional. Caminar, montar bicicleta, subir escaleras, hacer las tareas del hogar e ir de compras son actividades que forman parte de la rutina diaria, y su realización reduce el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes tipo 2 y afecciones cardiacas. Además ayuda a mejorar la salud mental.

Ricardo Javornik, especialista en medicina del deporte y médico del Valle Arriba Athletic Club, explicó que un ritmo diario de ejercicios, la nutrición adecuada y el correcto manejo del estrés, son los componentes que diferencian un estilo de vida saludable de otro sedentario. Lo que interviene en la búsqueda del bienestar integral.

Calificada como uno de los principales males del siglo XXI, la obesidad continúa ganando terreno en la sociedad y junto a enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes y dolencias cardiovasculares, es la causante de más del 50% de las defunciones registradas en el mundo. Según cifras publicadas por la Organización Mundial de la Salud –OMS-, aproximadamente 400 millones de personas mayores de 15 años son obesas. De acuerdo a estos cálculos, se estima que para el 2015 habrá más de 700 millones de individuos con esta condición.

Estudios adicionales de la OMS revelaron que 5.2% de la población venezolana mayor de 15 años presenta sobrepeso. El origen del aumento de la obesidad reside principalmente en tres factores: excesivo consumo de calorías y grasas, estilo de vida sedentario y predisposición genética.

Javornik explicó la importancia de mantenerse activo y evitar el sedentarismo, en especial cuando se desea controlar el peso. Según las estadísticas, una persona con sobrepeso desde la infancia, que además no cuida su alimentación diaria, comenzará a ganar masa corporal progresivamente.

El ejercicio físico regular combate todos los factores generadores de dolencias, ya que actúan directamente sobre el corazón y los vasos sanguíneos para prevenir la aparición y progresión de enfermedades. “En las personas que han sufrido una enfermedad cardíaca, se ha comprobado que el ejercicio colabora en el tratamiento, mejora la calidad y cantidad de años vividos”, agregó Javornik.

Un aumento de la actividad física –cotidiana o no- reduce la depresión clínica y puede ser tan efectiva como los tratamientos tradicionales con fármacos. Aumenta la salud mental del individuo, el estado de ánimo, la emotividad, mejora la autopercepción y la autoestima. Adicionalmente, estimula la oxigenación cerebral e incide en la planificación, la memoria y la toma de decisiones.

La realización de tareas cotidianas reduce la ansiedad y mejora la reacción ante el estrés, la calidad y extensión del sueño. Una persona saludable –dedicada o no al ejercicio físico en un gimnasio- tiene menor riesgo de demencia y Alzheimer.

“Una de las razones por la que la gente se ve más motivada a hacer ejercicios, es porque desean llegar a los 65 años sin padecer patologías degenerativas, ya que estas complicaciones afectan negativamente su calidad de vida y generan altos costos de hospitalización y tratamiento médico”, apuntó Javornik, quien enfatizó que mantener una buena condición metabólica sólo se consigue al combinar actividad física, una alimentación balanceada y la hidratación adecuada.

El médico también recomendó evaluar el régimen alimentario diario de la persona, mediante el establecimiento de un horario regular para la comida, la ingesta de frutas, vegetales, fibras y cereales, así como la disminución del consumo de grasas. De esta manera conseguirá resultados positivos, expresados en una mejor calidad de vida.