Quienes padecen obesidad, tienen el colesterol alto, sufren de la tensión o son diabéticos, sólo por citar algunas enfermedades o problemas de salud que exigen una alimentación vigilada y adecuada, no la tienen fácil en Navidad. Sin embargo, la moderación y planificación son claves para disfrutar sin riesgos.
En diciembre comienzan los agasajos, las reuniones familiares y los preparativos para la cena navideña y de fin de año, entre otras celebraciones. Particularmente para los diabéticos, estas celebraciones pueden convertirse en una pesadilla, ya que mientras algunos se resisten a probar diferentes platillos, otros pueden caer en los excesos que terminan pasándole factura a la salud.
Hay personas con diabetes a quienes les resulta difícil moderar sus hábitos alimenticios, de ahí que las consultas médicas se incrementen en esta época, ya sea porque se interrumpe la dieta, la actividad física o el tratamiento medicamentoso. Por ello, durante estas fiestas y rutinariamente es importante comer y beber con moderación; es decir, reducir la ingesta de hidratos de carbono (azúcares refinadas, jugos, refrescos y dulces, entre otros) porque elevan los niveles de glucosa en la sangre.
Ser diabético no excluye la posibilidad de comer bien. Para conseguirlo no tenemos que renunciar a disfrutar de un buen gusto, mucho menos en estas fiestas navideñas que se nos aproximan en las que podemos poner en práctica el conocimiento que tenemos de nuestra diabetes. Cabe recordar que para los diabéticos no existen alimentos prohibidos, sino limitados.
La respuesta de los fabricantes de alimentos a la demanda de los consumidores que por problemas de salud como obesidad o diabetes no pueden disfrutar de los dulces típicos de Navidad no se ha hecho esperar. Las variedades de postres navideños acompañados del mensaje “con fructosa” , “light” o “sin azúcar ” aumentan año tras año, pero también lo hace la confusión sobre su aporte calórico. Muchas personas creen que se trata de productos con menos calorías, pero no siempre es así. Cuando el azúcar se sustituye por edulcorantes sin calorías (sacarina, aspartamo, ciclamato, etc.) o edulcorantes del tipo polioles o azúcares alcohol (sorbitol, manitol, xilitol, etc.), efectivamente aportan menos calorías.
Pero no ocurre lo mismo si el producto contiene fructosa en lugar de sacarosa (azúcar común). La fructosa es un edulcorante con una ventaja indiscutible para las personas diabéticas: produce escasos efectos en el nivel de glucosa en la sangre y no estimula la secreción de insulina.
Esto explica que quienes sufren diabetes puedan consumir productos con fructosa y disfrutar así del placer que proporciona un dulce sin que se altere su nivel de glucosa en sangre, siempre y cuando no abusen de su consumo.
No obstante, la fructosa aporta las mismas calorías que la sacarosa y, por tanto, un producto con fructosa contiene las mismas calorías o incluso más que si llevara sacarosa. Si bien en el tratamiento de la diabetes el primer punto es una alimentación sana, no hay alimentos buenos ni malos, ya que el secreto está en saber regular horarios, frecuencia, cantidad y porciones de las comidas, así como vigilar con un glucómetro sus niveles de azúcar en sangre para tomar decisiones más acertadas sobre su enfermedad.
Utilizar un endulcorante sin calorías en la preparación de un tradicional ponche, medir las cantidades correctas de frutas, verduras, crema y mayonesa light para elaborar una ensalada navideña, o utilizar aceite de maíz y jugos naturales en la confección de un rollo de pechuga de pavo, permiten reconfigurar al instante la carga glucémica de estos platos de manera que puedan ser consumidos sin preocupaciones por pacientes con diabetes, personas en riesgo de padecerla o aquellos individuos que quieren mantenerse saludables.
Tomando en cuenta lo anterior se deben evitar las carnes grasosas como la de cerdo; los turrones, bebidas gaseosas, carnes con relleno, entre otros. Ingiera carnes blancas como el pavo que contiene menos grasas. Para el brindis preferiblemente hágalo con vino tinto seco antes de los tragos cortos, debido al alto nivel de azúcar que contienen, y recordar que una sola copa es suficiente para el brindis de rigor.
Otros alimentos que se deben evitar son aquellos que contengan carbohidratos de absorción rápida como las tortas y los dulces navideños. Otros como las pastas, la papa y el pan deben comerse con moderación de acuerdo al plan de alimentación. Estos se pueden reemplazar por ensaladas de verduras y frutas de la estación.
La clave para disfrutar de las fiestas navideñas es una alimentación balanceada, someterse a un control permanente y optar con su médico por el tratamiento más adecuado, además de tener la información dietética que mejor favorezca a su salud.