Continuamente ocurren maravillas a nuestro alrededor que muchas veces no podemos apreciar porque no prestamos suficiente atención a todas las bendiciones cotidianas que tenemos en la vida.
Cuando comienza un nuevo año también se abren nuevos ciclos de vida que todos atravesamos y no está demás tener la oportunidad de aprender a agradecer aunque sea las cosas cotidianas que damos por sentadas: la familia, el amor, la salud.
Levantarse cada mañana es un buen momento para detenernos un momento y dar un agradecimiento interno, desde la espiritualidad que cada quien prefiera, por otro día más de vida, por tener salud y por estar en compañía de los seres que queremos.
Pasar por una difícil situación económica nos ayuda a valorar mucho más el esfuerzo de lo que hemos logrado y podemos aprender a meditar sobre aquellas cosas materiales que nos afectan mucho pero que no son una verdadera prioridad en la vida.
Y aunque muchas veces nos quejamos de nuestro entorno laboral, hay que agradecer por tener un empleo o por estar inmersos en nuestros propios proyectos de emprendimiento, porque por más cansado y agotador que pueda resultar, sólo con tener la posibilidad de desarrollarnos en un ámbito laboral y crecer profesionalmente estamos ante una bendición que debemos aprovechar.
Es importante agradecer siempre que podamos lo que significa ser una persona saludable. En ocasiones damos por sentado que estamos sanos y dejamos de percibir la importancia de cuidarnos y querernos para vivir en un cuerpo saludable y en equilibrio con nuestro espíritu.
También es muy frecuente quejarse de los pequeños conflictos que ocurren en familia porque la convivencia es uno de los retos más difíciles de la vida diaria pero estar cerca de nuestros seres queridos es algo que apreciamos sólo cuando lo perdemos. Tener a nuestra familia sana, cerca, unida y poder crecer junto a ella es algo invaluable que debemos aprender a agradecer.
