Muchas veces nos parece poco importante respirar aire puro. En nuestra cotidianidad, especialmente en las ciudades, estamos tan expuestos a agentes tóxicos que olvidamos la importancia de darle aire limpio a nuestro organismo con más regularidad.
Es necesario organizar nuestra rutina de manera que por lo menos una vez a la semana tengamos una actividad física al aire libre en un espacio que nos permita respirar mejor. Lo más recomendable es que sea en áreas naturales, parques o espacios verdes donde el oxigeno suele ser más limpio.
Si el organismo recibe un oxigeno menos contaminado esto se traduce en regeneración celular de diversos órganos del cuerpo.
Con el aire fresco disminuyen los niveles de estrés porque el cerebro recibe una cuota mayor de oxigeno y el sistema nervioso se relaja, por lo tanto aumenta la energía y vitalidad física.
El oxigeno es el principal estimulante del sistema inmunológico así que el aire fresco ayuda a reducir las posibilidades de sufrir de problemas respiratorios o infecciosos.
Al tener una actividad física en un espacio abierto hay mayor eliminación de toxinas acumuladas en el cuerpo y por consiguiente mejora el estado de ánimo: la vista transmite bienestar al encontrarse con áreas verdes, refrescantes y de disfrute que nos permiten conectarnos con lo natural.
Y sin duda alguna, si logramos incorporar a nuestras vidas más actividades al aire libre y respiramos un aire más puro, nuestro organismo logra un equilibrio ideal en sus funciones básicas porque todo el oxigeno que llega al cuerpo se convierte en un combustible limpio que mejora cada área de nuestro rendimiento.