Aprendí a andar en bicicleta a los 12 años cuando los niños de mi edad ya pedaleaban a toda velocidad por los parques de mi urbanización. Años después, comprendí que lo que inicialmente era solo un pasatiempo también podía transformarse en un hábito realmente revitalizante.
Hace algún tiempo retomé mi rutina de vivir la ciudad en bicicleta. Aunque para los venezolanos aún es difícil llegar al trabajo o a la universidad con este medio de transporte, es posible que encontremos espacios para transformar nuestras ciudades con un vehículo mucho menos contaminante.
La bicicleta puede ser una combinación extraordinaria entre disfrute y cuidado del medio ambiente. Los vehículos se han apoderado del espacio público, por lo que a veces me pregunto si las personas podemos hacer algo para recuperarlo.
Hace unos días me topé en la web con datos interesantes sobre lo que hacen en otras partes del mundo para convertir el uso de la bicicleta en una política de responsabilidad. Hay países que han sacado mucho provecho de esto. En Holanda, por ejemplo, casi 17 millones de personas usan las ciclovías que se expanden de norte a sur. Como los automóviles se estacionan a más de cinco kilómetros de distancia del centro, los ciudadanos holandeses respiran un aire más limpio.
Si vives cerca de tu trabajo o de tu lugar de estudio, ¿por qué no viajar en bicicleta? Probablemente empieces el día con más ánimo.
Sabemos que dar el primer paso para cambiar de sistema de movilidad puede ser duro; por eso reuní algunas recomendaciones que pueden ayudarte a ganar confianza:
– Viaja a una velocidad cómoda y evita abrigarte en exceso.
– Busca rutas con bajo tráfico de vehículos. Mantente atento a huecos, grietas y otros posibles peligros en la vía.
– Sal únicamente con lo que vas a necesitar.
– Pregunta en tu destino si cuentan con estacionamientos para bicicletas o si existen alternativas.
¿Alguna vez has intentado usar tu bicicleta como medio de transporte? ¿Qué otras ventajas encuentras en movilizarse de esta manera?
