A pesar de no contar con una red de reciclaje instalada en la ciudad capital, la Universidad Simón Bolívar hizo gala de su ingenio y voluntad para crear un sistema propio dentro del campus. Ya le ha valido reconocimientos y muchas más satisfacciones.
Reciclar. Una acción que muchos quieren emprender, unos cuantos llegan a ejecutar y pocos logran completar con eficiencia, sobre todo en ciudades –y en un país- donde no hay una red organizada para hacerlo. Sin embargo, desde la individualidad de una empresa, compañía o institución es posible hacerlo, dar el ejemplo, y sembrar la semilla para “ser verde” con todas las de la ley. Quienes han formado parte de experiencias exitosas, brindan claves para replicar el gen del reciclaje.
Una institución que desde la entrada es, literalmente, verde es la Universidad Simón Bolívar (USB), espacio público donde predominan las plantas, árboles y jardines por encima del cemento y hacen vida más de 16 mil personas, entre estudiantes y trabajadores.
En 2007 el colapso de la recolección de las 7 toneladas de basura que se producían diariamente motivó a la Dirección de Servicios de la universidad a fijar la mirada en un foco. Hicieron un estudio sobre sus desechos: cantidad, tipo y dónde se producen. Así nació, en 2008, el programa denominado Manejo Integral de Residuos y Desechos Sólidos no Peligrosos de Origen Institucional, y los resultados han sido tan satisfactorios que, durante dos años consecutivos, la USB recibió el Premio Ambiental Anual de Ecoeficiencia y Producción Limpia, en la categoría de Empresa o Institución con mejor manejo de desechos y residuos sólidos no peligrosos, de la organización no gubernamental Vitalis.
En la pesquisa por las distintas áreas del campus encontraron centenares de cauchos inservibles y de bandejas de aluminio que habían dejado de usarse en los comedores. Los cauchos los donaron a Cotécnica de La Bonanza, donde los usan para compactar el terreno y evitar que los camiones de basura se hundan, y las bandejas las llevaron a un laboratorio de la universidad y los convirtieron en lingotes de aluminio. Esos fueron los rubros que se “reutilizaron” de inmediato.
Luego, con el dato de que la mayoría de los desechos inorgánicos que se generaban eran papel, cartón, vidrio y plástico, empezaron a buscar compañías especializadas en cada tipo de desecho y además que se encargaran de comprarlos para reciclarlos o volverlos a usar.
Así empezaron a instalar, con ayuda –en principio- de estas empresas, “islas ecológicas” o contenedores para almacenar papel y cartón, acompañado de una campaña informativa para sensibilizar a toda la comunidad uesebista. En 2008 lograron reciclar 36.600 kilos, en 2009 la cantidad subió a 57.160 y han recolectado 32.310 kilos. Repaveca es el comprador o recuperadora, como se les dice a este tipo de empresa. En el caso del vidrio, en dos años han recolectado 32.110 kilos (los recibía Owens-Illinois), y con el plástico aún no hay cifras oficiales.
Los encargados de manejar el programa se percataron de que más importante que reciclar es reducir la producción de desechos, “pero se necesita un trabajo de concienciación de toda la comunidad, para no generar tantos desechos”, expresó Luisa Solares, del departamento de Alimentación. Por ello, crearon una campaña informativa para sensibilizar aún más a los uesebistas, llamada “Reduce, Reutiliza, Recicla”, que aplican muy bien en el caso del papel, donde además de exigir la impresión por ambas caras y limitar la reproducción de volantes, adoptaron el uso de la tipografía Ecofont, que es un tipo de letra “ecológica” con la que se ahorra tinta.
Contar con una red de recolección, almacenamiento, distribución y despacho les ha permitido continuar con el reciclaje de papel, cartón, vidrio, cartuchos, aceite, y siguen recolectando plástico. El contagio hacia la población universitaria ha sido tal que suelen llevar materiales ya clasificados en su casa o los llevan sus familiares, comentaron. “La recomendación es que busquen a quienes ya tienen experiencia, en este tema no se puede ser mezquino, nada es confidencial. Hay que unir esfuerzos. Es posible reciclar, no es rentable, pero ecológicamente sí da satisfacción”, precisó Lorena Percoco, también de la dirección de Servicios.