Salud

Una mente sana también se ejercita

Generalmente prestamos atención a los síntomas físicos de nuestro cuerpo cuando se expresan a través de una enfermedad o malestar pero pocas veces atendemos los procesos previos que se generan en nuestra mente. El pensamiento, las emociones y la actividad mental generan sustancias químicas que desencadenan procesos biológicos que, tarde o temprano, incidirán en nuestro estado físico.

Hay algunos tipos de comportamientos mentales que tienden a aumentar las posibilidades de sentirse agotado o triste: la rumiación, que es darle y darle vuelta a pensamientos negativos y mantener con frecuencia una actitud pesimista sobre las cosas; la poca disposición a adaptarse al cambio, por ejemplo la negativa a pedir ayuda, poner excusas para iniciar una rutina de ejercicios o alguna actividad de distracción, comer mal o apurado todo el tiempo y permitir que el estrés se acumule como un monstruo difícil de manejar. Finalmente, culpabilizarse que es una conducta sumamente tóxica, tanto para quien la ejerce como para el entorno que lo rodea.

Hay muchas acciones simples que podemos hacer para ejercitar la mente y hacerla más sana: conocerse para identificar los factores externos que hacen daño. Vivir conscientes de los cambios -buenos y malos- ayudan a enfrentar la vida de una manera más positiva.

Presta atención a las cosas cotidianas. No las des por sentado. Observa los detalles aunque sean parte de tu rutina. Los colores y las personas que ves habitualmente. En la ruta hacia tu trabajo, o lugar de estudio mientras vas en el carro o en el transporte público puedes ir observando edificios, casas o árboles que quizá nunca has notado. Fíjate en las cosas que te rodean para que incorpores nuevos elementos a tu mente y así la sacas del piloto automático en la que anda para que tenga elementos que la mantengan trabajando.

Aprende algo. Una persona que está en contacto con nueva información está estimulando su cerebro. Estudiar algo que te interesa, aprender un idioma, leer un libro, aprender una nueva receta, armar un rompecabezas son actividades sencillas pero de gran utilidad para mantener la mente en ejercicio. puzzle 4

Estrecha relaciones. Es necesario mantener relaciones de amistad y afecto con otras personas para construir redes de apoyo cuando las necesites, y además te permite estar en contacto con el mundo de otras personas que siempre nos aportan nuevos puntos de vista sobre la vida.

Disfruta las comidas, conviértelas en experiencias. Comer puede ser una experiencia maravillosa más allá del simple hecho de alimentarse. Al comer bien y saludable, activamos el placer y el sentido del gusto, por tanto una cantidad de hormonas asociadas a estas sensaciones; así que la comida en sí misma puede ser un estimulante importantísimo para el cerebro. Sumado a esto, el organismo necesita una alta cantidad de nutrientes que están contenidos en los grupos de frutas, proteínas y vegetales.

Juega con lo inesperado. Los hábitos y las costumbres se fijan en la mente de manera que cuando debes hacer algo inesperado tu cerebro responde y se activa. Trata de escribir con la izquierda si eres diestro. Trata de cortarte las uñas con precisión en ambas manos. Cuando te cepilles los dientes o te estés peinando cambia la mano o la dirección en la que lo haces habitualmente. Baila e intenta observar cómo cruzas las manos y los pies. Presta atención a tu coordinación. Cosas sencillas que le hacen clic a tu cerebro y lo mantienen encendido, activo y dispuesto a aumentar su capacidad. Esa perfecta máquina humana que todos tenemos dentro y que debemos cuidar día a día.