Salud

Animales que sanan

Galopando por la esperanza

Jairo hace círculos con su bicicleta. De pronto se detiene, baja con lentitud, camina como retando al equilibro, se para frente a una flor morada y se acerca a ella, luego de un par de intentos logra cortarla sin arruinar su belleza. Él, como cualquier niño de 8 años, es enérgico, alegre, juguetón. Tres años atrás Jairo no hacía nada solo, es un niño con parálisis.

Su madre, Eneida Álvarez, es maestra en un colegio en Turén (Estado Portuguesa) y durante tres años ha salido de su casa temprano cada miércoles a agarrar carretera por dos horas para llegar a la Fundación HPO (perteneciente al Hospital Privado de Occidente ubicado en Araure, Portuguesa) y poder darle a su hijo 40 minutos de terapia sobre un caballo.

Se trata de una alternativa para personas que viven con condiciones como discapacidad motora, autismo o síndrome de down. Según Juan Muñoz, uno de los terapeutas de este centro, la terapia funciona porque el movimiento tridimensional del caballo, los 110 impulsos que transmite al cuerpo humano y su temperatura (38º uno más que la de los humanos) dejan como beneficio el enderezamiento del cuerpo, la mejora de la fuerza muscular, el estímulo de los órganos internos y el incremento de la autoestima y autocontrol.

Sobre el caballo Jairo pasea en un pequeño espacio de lodo, luego de una vuelta su terapeuta le pasa unos tacos de colores y él logra armar un avión. Esta terapia que parece sencilla implica para Jairo el despertar de sus sentidos: es capaz de pronunciar colores, mover sus dedos, abrazar al caballo, levantarse sobre el cuadrúpedo. Una serie de pequeños logros para cualquier persona menos para él, cada vez que Jairo culmina con éxito una de estas actividades ha superado un poco su parálisis. “Uno hace el sacrificio para ellos, le veo mucha esperanza a mi hijo”, dice Eneida, la madre de Jairo y agrega que su próxima meta es poder hacerle terapia con delfines.

Ondas de energía

Ubicado en el centro turístico de Margarita (Estado Nueva Esparta) se encuentra Waterland, el parque acuático de Diverland. Allí funciona también el Dolphin Research Center of Venezuela, un organismo en el que se ofrece terapia asistida por delfines.

Estos mamíferos marinos son considerados animales muy inteligentes, se comunican a través de ondas sonoras y es esta forma de comunicación la que  brinda diferentes beneficios a los pacientes que reciben la delfinoterapia.

En sesiones diarias de 15 minutos durante 15 días las ondas sonoras penetran los tejidos de organismos vivos estimulando las membranas celulares. Damián Alquicira, terapeuta del centro, agrega que desde las primeras sesiones se ven los cambios fisiológicos: digestión más acelerada, sueño profundo, en el caso de pacientes hiperactivos pueden lograr estar más relajados y atentos, va mejorando la articulación de la lengua, el equilibrio y fuerza. Además la identificación con los delfines deriva en aportes positivos a la parte emotiva, por lo que esta terapia también es aplicada a pacientes con autismo.

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2 comentario

  • Excelente este espacio. Una oportunidad para saber de esas cosas maravillosas que hace nuestra gente y que nos anima a intentar ser parte de las buenas noticias. Mi reto este año 2012, es entregar màs de mi.

    • Hola, Ana, gracias por tu comentario y por formar parte de esta comunidad. Seguro que lograrás tu reto de 2012. Esperamos seguir sabiendo de ti por estos lados.