La salud mental es una parte esencial de nuestra salud general, y la que menos tomamos en cuenta. La infancia es una etapa vital para el desarrollo psicoemocional de los seres humanos, y tus hijos pueden verse afectados por diversas situaciones que pongan en riesgo la salud mental de los niños.
Aunque no podemos controlar todos los espacios en los que nuestros hijos se desenvuelven, si generamos herramientas emocionales en casa que cuiden y promuevan la salud mental de los niños, podrán enfrentarse a una gran cantidad de situaciones con facilidad. Estas son algunas consideraciones sobre este tema:
Sea por experiencias traumáticas, acoso escolar, violencia familiar, enfermedades o cambios bruscos, la salud mental de los niños puede verse afectada de diferentes maneras que suelen ser más difíciles de detectar que una dolencia física. Aunque cada mente funciona diferente, existen algunos indicadores a los que podemos estar atentos para poder atender las necesidades mentales de nuestros hijos.
Podemos sospechar acerca de la estabilidad de la salud mental de los niños cuando:
- No muestra interés en interactuar con las personas de su entorno.
- Se aisla socialmente y no establece relaciones con niños o adultos.
- Existe una alteración en sus patrones de descanso y/o alimentación.
- No regula ni expresa sus emociones de forma adecuada, presentando cambios bruscos de humor o ataques de ira.
- Se siente constantemente preocupado o ansioso, incluso mostrando síntomas físicos como dolores de cabeza o de estómago constantes.
- Se autolesiona (muerde, araña, golpea).
Identificar si estos comportamientos se presentan en situaciones específicas puede dar ciertas pistas acerca de las posibles causas que le afecten.
Lo primero que necesitamos saber para cuidar la salud mental de los niños es que requieren de espacios emocionales seguros a los que acudir cuando se sientan mal. Los niños no tienen muchas herramientas para lidiar con sus problemas, por lo que tener el apoyo de personas de confianza puede marcar la diferencia. En este caso, es necesario escucharlo y dejar que se exprese, ayudarlo a entender lo que siente y por qué, y saber qué hacer con sus emociones.
Debemos procurar que nuestros niños se sientan seguros. Para esto, demostrar amor incondicional es fundamental. La ansiedad también puede disminuir cuando saben lo que va a ocurrir, por lo que establecer rutinas y explicarles lo más posible cada uno de los pasos genera constancia y armonía en sus vidas.
Un niño seguro es un niño que automáticamente se siente bien consigo mismo, lo que le da mayor fuerza y estabilidad emocional para lidiar con sus problemas de forma autónoma y lo ayuda a desarrollar habilidades psicológicas para toda la vida. Reconoce sus esfuerzo y no solo sus logros, ya que alentarlos a crecer y acompañarlos mientras lo hacen es esencial para la buena salud mental de los niños.
Pasar tiempo con los niños los hace sentir queridos, protegidos y en confianza. Podemos asignarles tareas apropiadas a su edad y acompañarlos mientras las realizan para que sientan que colaboran, se distraigan con actividades manuales, pasen tiempo de calidad juntos y pueda obtener la satisfacción de una felicitación al culminar su tarea.
Si percibimos algún signo de alarma relacionado a la salud mental de los niños, es primordial contactar con un profesional que pueda ayudarnos a detectar, diagnosticar y tratar cualquier alteración de la misma.